sábado, 25 de junio de 2016

La obesidad: una enfermedad de países desarrollados

Hablamos de sobrepeso y obesidad para referirnos a la acumulación de grasa en exceso en el cuerpo y que puede conllevar problemas de salud, y en ocasiones graves, para las personas. Su valoración individual viene estimada por el Índice de Masa Corporal (IMC).

¿Qué define el IMC?

El peso y la estatura de una persona.

Según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO)el IMC se calcula, exclusivamente en adultos, con la división entre el peso en kilos y la talla en metros cuadrados. El valor resultante se compara con los datos que aparecen en la siguiente tabla (archivo adjunto) y se determina el grado de obesidad o sobrepeso.

Como todo, este Índice hay que cogerlo con alfileres pues se ha demostrado algo de error en su cálculo: por ejemplo, asume una distribución que no es del todo cierta entre la masa corporal y la masa muscular y, además, añade un 10% de valor para los individuos más altos y quita otro 10% del valor para los más pequeños.

Por ello siempre conviene consultar con un especialista sobre el tema, antes de ponerse a hacer cálculos y sacar conclusiones.

http://muysaludable.sanitas.es/salud/la-obesidad-una-enfermedad-paises-desarrollados/
¿Por qué somos obesos?

Básicamente, la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas, ya sea en adultos o en niños. Aunque también puede deberse a factores genéticos.

De la importancia del establecimiento de unos buenos hábitos de vida y alimentarios en la infancia dependerá que usted sea un adulto con más o menos problemas de salud. Por eso es necesario enseñar desde pequeños hábitos saludables de vida.

Un menor obeso tendrá mayor probabilidad de ser un adulto obeso y sufrir con ello enfermedades adyacentes a la propia obesidad, como pueden ser discapacidad y/o muerte prematura.

Pero además, si su hijo o hija es obeso, tenga en cuenta que tendrá dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas, hipertensión y aparición temprana de otras enfermedades vinculadas a la obesidad como problemas cardiovasculares, diabetes y problemas psicológicos derivados de la aceptación de su estado físico y de su miedo a enfrentarse a la sociedad, incluso en situaciones de la vida diaria.

Pero la obesidad y/o el sobrepeso llevan asociados otros riesgos para su salud. 

Según el estudio ENPE, en el que analiza entre mayo 2014 y mayo 2015 a un total de 6.800 personas de entre 25 y 65 años y que analiza la prevalencia de la obesidad en general y obesidad abdominal en el conjunto del país constatándose que ambas son altas aunque de manera desigual por Comunidades Autónomas.

Asturias, Galicia y Andalucía son las regiones con los datos más altos de obesidad y Baleares, Cataluña y País Vasco las que tienen menores índices.

El estudio también pone de manifiesto que la obesidad y el sobrepeso suponen una peor calidad de vida para los pacientes y un aumento de carga asistencial y coste para el sistema nacional de salud. 

Hagamos a continuación un poquito de educación para la salud y lea estas pautas que conviene tener en cuenta si usted está preocupado o preocupada por su peso o el de sus niños:

- Nunca comience una dieta si no es prescrita por su médico, dietista, nutricionista, etc. Es decir, un experto en Salud.

- Sobre alimentación saludable no haga caso a lo primero que lea o escuche. Consulte a fuentes fiables y profesionales.

- Analice cómo cocina en casa: quizá tenga que cambiar ciertos hábitos, reducir el consumo de rebozados, empanados, fritos,...

- Ojo a las bebidas con gas y azucaradas pues su consumo en exceso también influye en la obesidad. Cuidado también con los precongelados, precocinados, etc.

- Debe saber de la importancia de masticar despacio cada bocado. Haga del tiempo de la comida un momento agradable, respetando siempre los horarios.

- Salga a hacer ejercicio. Media hora al día de paseo ligero le vendrá bien para cuerpo y mente.


Un último consejo: un experto siempre es nuestro mejor aliado en cuestiones relacionadas con la salud.

Post escrito y publicado en Muy Saludable, el blog de Sanitas, el 24 de junio de 2016.

miércoles, 22 de junio de 2016

Los antihistamínicos: ¿qué efecto tienen en nuestro cuerpo?


Primavera. Plantas en ebullición, lluvias y ... alergias. Si eres de las personas que en esta época del año lo pasa fatal, sobre todo por las alergias al polen, y necesita de su dosis de antihistamínico diaria, te interesa este post.

Las alergias son reacciones de nuestro cuerpo al entrar en contacto con alérgenos. En primavera aparecen más alergias que el resto del año porque se activan los pólenes.  Además, el cambio climático está agravando las patologías respiratorias y las infecciones por virus. Conjuntivitis y rinitis alérgica y otras afecciones en vías respiratorias altas son las patologías más tratadas en Alergias en esta época del año.

Debes conocer en qué te ayuda la rutina diaria de tomarte la pastillita y qué efectos secundarios en tu organismo tiene. Te recordamos, antes de comenzar, que cualquier duda la consultes con tus profesionales sanitarios de confianza, médico, enfermera de Atención Primaria y farmacéutico.

10 tips sobre los antihistamínicos:

1.       Los antihistamínicos son los fármacos más recetados a la población general y aunque pueden adquirirse sin receta, su prescripción la debe hacer siempre un médico, ya sea un tratamiento a demanda o continuado.

2.       Son fármacos que inhiben el efecto de la histamina, una sustancia química que se encuentra en todos los tejidos corporales y que se activa ante una reacción alérgica.

3.       Los hay de primera generación y de segunda generación, ambos con efectos secundarios diferentes.

4.       Los de primera generación son la difenhidramina, el dimenhidrinato, la clemastina, la doxilamina o la clorfeniramina. Los de segunda generación más conocidos son la loratadina, la cetirizina, la ebastina,la  rupatadina, la desloratadina (metabolito de la loratadina), la levocetirizina (isómero de la cetirizina) y la fexofenadina. Nombres técnicos pero que resultarán muy familiares para quien los toma.

5.       Los de primera generación penetran en todo el Sistema Nervioso Central y pueden causar somnolencia, aumento del apetito, sequedad en los fluidos, visión borrosa, estreñimiento, retención de la orina, ...

6.       Los de segunda generación se denominan también "no sedantes", por lo que son más seguros de cara al rendimiento laboral y escolar. Al introducirse menos en el Sistema Nervioso Central, se consideran medicamentos aptos para poder conducir y realizar otras actividades de la vida diaria que requieran concentración.

7.       Actúan controlando la histamina, para que la piel no pique, eliminando esa sensación y controlando también los picores y lagrimeos de las mucosas respiratorias y oculares. No curan la enfermedad, sino que la palían. Son un tratamiento sintomático y contrarrestan los síntomas de las alergias: picores, enrojecimientos de la piel, lagrimeos, estornudos...

8.       Además de los efectos descritos, los antihistamínicos también inhiben el vómito y la sensación de mareos.

9.       Su administración produce sequedad en todos los fluidos del cuerpo: sentirás más ganas de beber agua, tus niveles de saliva se reducirán (ojo a esto pues la saliva protege a la boca de la caries y otras enfermedades dentales), inducen a tener menos ganas de relaciones sexuales (por la sequedad vaginal) y a nivel dermatológico, pueden condicionar la aparición de manchas en la piel si no te proteges del sol.

Por último, conviértelos en un hábito y será más fácil para ti sobrellevar esa alergia tan molesta, pues son medicamentos muy eficaces. E insistimos, no tomes antihistamínicos por tu cuenta y consulta todo con tus profesionales sanitarios de confianza. Ellos te ayudan a cuidar de tu salud. 

Post escrito y publicado en Muy Saludable, el blog de Sanitas, el 21 de junio de 2016.

sábado, 18 de junio de 2016

El estrés psicológico y los complejos vitamínicos

¿Quién no ha escuchado alguna vez el consejo de "tomar suplementos vitamínicos durante la primavera"? ¿El cansancio primaveral o astenia existe? ¿Realmente necesitamos de estas pastillas vitamínicas para afrontar el día?

El sabio consejo de nuestras abuelas "come de todo" es básico para "sobrevivir" en primavera y en cualquier época del año. Quien no dedica tiempo a una alimentación adecuada, carece de vitaminas básicas para desarrollar su vida con optimismo y energía.

Las vitaminas son substancias químicas que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos y son necesarias para la vida, la salud, la actividad física y para nuestro día a día.
Hay vitaminas vinculadas a componentes grasos de los alimentos y otras vinculadas a los líquidos. Entre las primeras, están las vitaminas A, D, E y K. En el segundo grupo se encuentran las vitaminas B1, B2, B3, B6, B12 y C.

Vitaminas
¿Cuál es su función?

Transforman los alimentos en energía, mantienen en buen estado el sistema nervioso, mantienen el sistema inmune en perfectas condiciones, ayudan a un buen funcionamiento de nuestros neurotransmisores y todos sus componentes, son antioxidantes, mejoran la visión, son antibacterianas, protegen de enfermedades cardiovasculares, ...

Podríamos seguir así unos cuantos párrafos más, enumerando sus propiedades y beneficios para el sistema y todo con una finalidad: todo nuestro rendimiento físico y mental dependen de ellas y, por supuesto, de una buena alimentación.

El ritmo de vida, el estrés y otros factores externos como el tabaco, café, té, alcohol y una determinada manera de cocer los alimentos en exceso, hace que las vitaminas no cumplan su función y pensamos, ante su carencia, que los complejos vitamínicos nos pueden ayudar. Pero ¿es realmente así?

Exceso de vitaminas

Una persona que lleva una alimentación normal o completa nunca presenta carencia o exceso de vitaminas.

Nuestro ritmo de vida y haber dejado de lado un poco la archiconocida como 'dieta mediterránea'  hace que esto no siempre pase, y creamos la necesidad de completar nuestra alimentación con suplementos vitamínicos que, está demostrado científicamente, no nos protegen más de enfermedades cardiovasculares ni tumorales.

La dosis diaria de vitaminas que nuestro cuerpo necesita es de apenas un miligramo. Y como es inteligente, toda aquella dosis extra que no le hace falta, la excreta.

Por ejemplo, la vitamina A es buena para la vista o para el crecimiento. Tomada en exceso se convierte en perjudicial, provocando nauseas y dolor de cabeza. Lo mismo ocurre con la vitamina D, buena para la absorción del calcio y formación de huesos, que en exceso puede producir calambres.

Los aportes suplementarios sólo deben estar indicados por un médico y en algunos casos son necesarios. Por ejemplo, la B9 como suplemento de ácido fólico para las mujeres embarazadas, pues ayuda a la formación del sistema nervioso del feto.

¿Quieres más vitaminas en tu cuerpo?

Mejora tu alimentación: así de sencillo. Busca las vitaminas en aquellos alimentos que las contienen. Aquí te dejamos una serie de alimentos beneficiosos para tu cuerpo y acordes con la época calurosa en la que nos encontramos:

Aguacate
- Aguacate: rico en vitamina E, cuidará tu piel (más expuesta a los rayos de sol) y un excelente acompañante de ensaladas fresquitas.

- Sardinas: ¿quién no disfruta en verano con los espetos se esté o no en la playa? Ricos en ácidos omega 3, son cardiosaludables.

- Frutos secos, como nueces y avellanas, los primeros también ricos en ácidos omega 3 y los segundos en Vitamina E.

- Sandías y melones: ricos en vitaminas C y A.

- Tomates: ricos en vitaminas A, B, C, E y K. Uno de los mejores alimentos para el verano, además contiene antioxidantes y carotenoides, protectores del desgaste celular y del corazón. 

- Zanahorias:  con antioxidantes y vitamina A, E y K, con abundante betacaroteno que  protege tu piel y te ayuda a tener un tono más bonito en verano.

Ya sabes, mejora tu alimentación y mejorarás tu salud.

Post escrito y publicado en Muy Saludable, el blog de Sanitas, el 17 de junio de 2016.

martes, 7 de junio de 2016

Tratamientos para la epidemia del siglo XXI: la obesidad

http://muysaludable.sanitas.es/nutricion/tratamientos-la-epidemia-del-siglo-xxi-la-obesidad/

Hablamos hoy de tratamientos existentes para la obesidad. Pero, en realidad, de lo primero que hay que hablar es de que la prevención es lo más importante para frenar el avance de la epidemia más grave del siglo XXI y, a la sazón, enfermedad silente que trae consigo más enfermedades silentes para el ser humano.

Porque está comprobado: la prevención, la educación y unos hábitos de vida y alimentarios saludables desde pequeños y sobre todo en y desde las familias, harán que nuestros niños sean adultos sanos y saludables.

Comenzamos: ¿qué hay que tener en cuenta sobre los tratamientos para paliar la obesidad?
La obesidad es una enfermedad crónica y por tanto no es de rápida resolución. Cualquier intento de tratamiento siempre tiene que estar controlado por profesionales sanitarios.

Aparte de que la obesidad pueda tener un componente genético, básicamente se trata de modificar hábitos adquiridos durante mucho tiempo y eso requiere constancia, seguridad y confianza en uno mismo. Y, por supuesto, mucha fuerza de voluntad y tomarse en serio las pautas sanitarias, porque no se trata de una cuestión de imagen y estética, sino de salud, de vivir más y mejor.

Así pues, los tratamientos pasan por modificar los hábitos alimentarios disminuyendo la ingesta calórica e iniciando una dieta hipocalórica que nos llevará a consumir nuestras reservas de glucógeno y proteínas.

También deberemos aumentar el ejercicio físico, todo ello siguiendo un plan trazado por un equipo multidisciplinar de profesionales entre los que se deberían incluir endocrinos, dietistas, enfermeras, psicólogos, ...

Los tratamientos farmacológicos para obesidad se pautan sólo en determinados casos y según prescripción facultativa.

Y lo mismo ocurre con la cirugía para obesidad, que sólo se realiza en casos de obesidad mórbida y no en todos, pues para decidir someter a una persona a una cirugía de este tipo es necesario tener en cuenta sus factores personales, psicológicos y de estado de salud general.

Cirugía bariátrica

Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de tratar a una persona de obesidad mórbida y muchos los estudios realizados por equipos de expertos.  Traemos hasta aquí uno de ellos, realizado por profesionales sanitarios de Albacete, que está relacionado directamente con la salud mental de los pacientes obesos mórbidos y que concluye que "los pacientes diagnosticados de obesidad mórbida y con enfermedades psiquiátricas previas que son sometidos a cirugía bariátrica tienden a recuperar más peso y a presentar más complicaciones tras la cirugía que los que no presentan problemas de salud mental". 

Puedes ver el póster del estudio aquí

Y sobre las técnicas quirúrgicas relacionadas con la cirugía bariátrica, comentar que hay varias y que dependiendo del estado del paciente se recomiendan unas u otras: gastroplastias, bandas gástricas, balón intragástrico, by-pass gástrico, derivación biliopancreática...son sólo algunas de ellas. Los equipos multidisciplinares para tratar a estos pacientes, de los que también forman parte los cirujanos, establecen qué técnica es la más adecuada para cada paciente.

Tras la cirugía, habitualmente por laparoscopia porque repercute en una mejor recuperación del paciente y seguimientos y controles exhaustivos, se consigue una pérdida de peso y grasa notable corporal.

Algunas patologías asociadas a la obesidad mórbida como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, las  insuficiencias cardiorrespiratorias, las apneas del sueño, la infertilidad, las enfermedades de las articulaciones o problemas psicosociales mejoran considerablemente. El paciente gana autonomía y seguridad, así como sensación de control sobre su cuerpo.

Por último, nos queda por reseñar sólo que hay que tener cuidado con las pérdidas de peso rápidas, pues se ha comprobado que las personas con un peso corporal fluctuante son más propensas a sufrir cardiopatías e, incluso, muertes prematuras. Recordemos que se trata de adelgazar a un ritmo sostenido en el tiempo y constante, siempre bajo control médico.

Post escrito y publicado en Muy Saludable, el blog de Sanitas, el 6 de junio de 2016.